jueves, 8 de abril de 2010

Mujer Originaria

El loco tenía razon, creía que era un chamuyo para toquetear a la francesa caderona, de tetas pequeñas. Cerca de estraburgo donde hace frio.

Energia, altos poderes se mezclaron en el rio. No ese gran rio de fuego que sale de entre nuestras piernas, sino desde los costados hacia el corazon siguiendo el vector de las costillas y la tranquila respiracion de que no hay nunca mas nada, el horizonte titila de barcos. El agua es marron y los mosquitos abundan, se acabo el día pero lo recuerdo.

La medicina humana (intercambio) enciende objetiles pero a veces se hace grosera y no puede reparar las vetas sutiles del marmol, ya intallable de mi piel homo sapiens. Somos muchos en el subte condenados a morir, nacidos en la misma epoca y no es nada importante el contacto con la carne debil que devino ojo cristal verde, azul y mi preferido un oscuro y penetrante roble que no se mueve ni un milimetro cuando piensa una frase.
Eso no existe.
Estas delirando y la serie de electricidad esta condiciendo coincidentemente con algunas imagenes inconcientes pegadas. Que tortura haberle hecho tanto tiempo el amor a las imagenes, a los cactus. Si hubiera sabido que la carne de conciencia estupida tenia tanta energia como tocar al gato salvaje del Parque Centenario me hubiera ahorrado tantas cicatrices. Si no sabes amar no ames, si sabes amar, ama mucho. Pedirle a los pobres para construir la estatua de la mujer originaria.
Llaves de bronce se necesitan, las que destruyen las paredes y se accede a la propiedad, ya sin la angustia de las noches porque sin esperanza (la nave de la locura) volver es lo mismo que salir. El humo respira dentro y fuera en ese lugar (no en este) pero son el mismo.


---